En el Perú la recaudación de tributos se da en tres modalidades: El Impuesto a la Renta (IR), el Impuesto General a las Ventas (IGV) y el Impuesto Selectivo al Consumo. De ellas el primero es gravado por los ingresos de las Personas Naturales y Jurídicas. Y de las dos últimas son gravadas en la producción y consumo. Todo ello, en la actualidad representa el 87%[1] de los ingresos tributarios del gobierno central.
Estas realidades en la actualidad para los empresarios peruanos respecto a sus obligaciones tributarias son desalentadoras, por eso el 86.3% desaprueban la política tributaria, y, 60.6% no confía en la SUNAT.
PODEMOS decir con firmeza y realismo a este paso el camino todavía es lejos para alcanzar a niveles de los países en vías de desarrollo como Finlandia que hoy en día gracias a su educación (que invierte el 6.5% de PIB) es reconocida como el país que está sobresaliendo en todo sus aspectos gracias a su interés por la educación; mientras tanto en el Perú la inversión al sector educativo es muy poco (solo el 2.7% de PIB).