LA PROSA DE LA VIDA
El
individuo pinta la soledad, desgarra el placer,
observa la belleza: la conoce, la identifica, la consuma; por las tardes ve al prado juega con las mariposas, las
disfruta, arranca una flor, sonríe, y le alcanza a una hembra, como un gallo
que busca el grano para alimentar a sus polluelos y gallinas. Otros días, al
igual que los pasados, ésta vez se encariña del crío de una cabra y juega con
ella, corretea, sonríe y la regala a su amada como un peluche de trapo… solo que hasta el momento todavía no se han
inventado.
Los
regalos y la belleza –a la hembra individuo– causan impresión, ilusión y admiración. Igual ellos están
en el microcosmos como quizá
prefieren estar muchos.
Pasan
los días, semanas o meses, a quién le importa, los individuos –propios de la
naturaleza–, no hallan que emparejarse y consumar el acto natural. Lo ocurrido
no interesa a nadie, pero quizá lo prefieren, la responsabilidad o responsum de la natūra.
Pues, ella es ad portas del saber
tardío, del arrepentimiento, etc. El
remedio, que sirve, para devolver nunca devuelve, no hay reactivo. El hacer de
la vida, es seguir arando y los frutos servirán para seguir parchando cada
vacío que falta en el camino. A eso se llama felix en mundo natūra, es
decir, el microcosmos.
Lo
natūra tiene ciertas normas de
convivencia, morālis. La más conocida
es Ley de la vida, creada y criada
por los arrepentidos de la naturaleza salvaje que nos encasillan y procuran
ellos que seamos su parte: con desesperación nos llaman, nos invitan a su vida,
etc. son verdaderos actores políticos porque su mundo insertado es
irrenunciable, nulum retro.
¿Qué
hace pues en pleno siglo XXI la ilusión, el amor, el sentimiento? ¿Acaso que la
mayoría no está en el microcosmos? ¿Verdaderamente
existe la Ley de la vida? ¿Cuál es la
causa de la naturaleza salvaje? ¿Acaso la ilusión? ¿Acaso el amor? ¿Acaso el
sentimiento? Pues, resumiendo, es la naturaleza salvaje.
Ya
lo dijo que la esperanza prolonga el
tormento, acaso la ilusión es forjarse esperanzas, falsas esperanzas aunque
ésta es redundante porque ella siempre es falsa, es la falsa percepción, el yerro
del futuro.
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