jueves, 27 de agosto de 2015

CONSTRUCCIONES ENDOCÉNTRICAS Y EXOCÉNTRICAS

CONSTRUCCIONES ENDOCÉNTRICAS Y EXOCÉNTRICAS

El tema de las construcciones endocéntricas y exocéntricas se desarrolla a partir de los trabajos de Leonard Bloomfield, quien estudia dos modos de agrupación de constituyentes en unidades más complejas, dependiendo de la identidad o no de la clase formal entre el todo y alguna de sus partes. Es decir, de lo que se trata aquí es de ver si una construcción tiene la misma categoría que su núcleo.
En este sentido, Bloomfield distingue entre construcciones endocéntricas y exocéntricas:

A.    Construcciones endocéntricas: Cuando la frase resultante o constituto pertenece a la misma clase que su constituyente. Estas construcciones pueden ser de dos tipos:
a)     Subordinadas: Cuando la frase resultante o constituto pertenece a la misma clase sintáctica que uno de sus constituyentes, al cual se considera núcleo. Por ejemplo, la construcción “hermosas flores”, una frase nominal (construcción sustantiva) en la que encontramos un núcleo sustantivo (un nombre: “flores”).
b)     Coordinadas: Cuando la frase resultante o constituto pertenece a la misma clase sintáctica que dos o más de sus constituyentes. Por ejemplo, la construcción “Pedro y María”, una frase nominal (construcción sustantiva) coordinada en la que encontramos dos núcleos sustantivos (“Pedro” y “María”) unidos por un nexo coordinante (“y”).

B.    Construcciones exocéntricas: Cuando la frase resultante tiene una función distinta a la de todos sus constituyentes, es decir, que no tiene ningún elemento constitutivo que la represente en su totalidad. Estas construcciones son, básicamente, la oración (relación Sujeto/Predicado, cuya totalidad no está determinada por ninguno de ellos específicamente), las construcciones preposicionales (modificadores indirectos, circunstanciales introducidos por preposición, etc.) y las construcciones subordinadas introducidas por una conjunción (del tipo “si no venís ahora…”, etc.).
Esta nomenclatura es la que adopta Ana María Barrenechea[1]para determinar las funciones que pueden cumplir las palabras en una oración, lo cual le permite ver las funciones que pueden llegar a repetirse dentro de y entre las estructuras de Sujeto/Predicado.
Así, esta autora caracteriza, en primer lugar, las construcciones endocéntricas no verbales, constituidas por núcleos y subordinados, los cuales, a su vez, pueden ser modificadores (directos o indirectos) o formas declarativas (lo que tradicionalmente llamamos “aposición”).
Después se centra en las construcciones endocéntricas verbales, caracterizadas por el hecho de que en ellas el núcleo siempre es un verbo y los subordinados siempre son modificadores que se determinan por su valencia, por el empleo de casos pronominales y/o por la posibilidad de cambiar sus funciones al cambiar la voz (activa/pasiva), según lo cual, pueden ser: objeto directo, objeto indirecto, circunstancial, agente y predicativo.
Lo interesante acerca de esta nomenclatura que adopta Barrenechea es que, como señalamos más arriba, permite determinar las funciones que puede cumplir una palabra más allá del nivel sintáctico en el que se encuentre la construcción. Por ejemplo, una construcción endocéntrica no verbal constituida por un núcleo sustantivo y un modificador directo puede ser un Sujeto, un objeto directo, el término de un modificador indirecto o un circunstancial, etc., y aparecer, por lo tanto a nivel de la oración, de un miembro (Sujeto o Predicado) o de una subordinada:
La prima de mi mamá se llama Juana.”
“Fui al aeropuerto a buscar a la prima de mi mamá.”
“Recién vino mi hermana con la prima de mi mamá.”
“Creo que perdí las fotos donde aparece la prima de mi mamá.”

Veamos algunos ejemplos de cómo se analiza una oración en términos de construcciones endocéntricas (C. En.) y exocéntricas (C. Ex.):

1)     Tenés muy buena cara hoy.

[Tenés muy buena cara hoy.] O.B. [Sujeto Tácito] (C. Ex.)
[Tenés muy buena cara hoy.] Predicado Verbal Simple (C. En.)
[muy buena cara] o.d. (C. En.)
[muy buena] m.d. (C. En.)

2)     Los lunes por la mañana son terribles para mí.

[Los lunes por la mañana son terribles para mí.] O.B. (C. Ex.)
a. [Los lunes por la mañana] Sujeto (C. En.)
[por la mañana] m.i. (C. Ex.)[2]
b. [son terribles para mí] Predicado Verbal Simple (C. En.)
[para mí] dativo de interés[3](C. Ex.)

3)     En la plaza había muchos pibes.

[En la plaza había muchos pibes.] O.U.[4](C. Ex.)
[muchos pibes] o.d. (C. En.)
[En la plaza] c.  de lugar (C. Ex.)[5]




[1]Barrenechea, A. M.: “Las clases de palabras en español como clases funcionales”, en: Barrenechea, A. M., Manacorda de Rosetti, M.: Estudios de Gramática Estructural, Bs. As., Paidós, 1969, pp. 9-26.
[2]Recordemos que el modificador indirecto es una construcción equivalente a un adjetivo, pero aquí el núcleo del término es un sustantivo, por lo tanto la construcción no tiene la misma categoría que el núcleo. Esto ocurre siempre que tenemos una construcción introducida por una preposición: la preposición cambia la categoría de aquello que subordina.
[3]Esta construcción, que a primera vista parece un objeto indirecto, en realidad se trata de un resto de los casos latinos que han quedado en el idioma castellano.
En nuestro idioma, al no existir ya el caso dativo, perdemos de vista la función originaria de esta estructura: se trata de un “dativo de interés”. Pensemos que el objeto indirecto supone, en cierta medida, un verbo elidido (“Compré flores para María” = “Compré flores para darle a María”), pero aquí no se puede reponer porque en realidad no existe. La construcción no sufre una acción indirecta del verbo núcleo, sino que es la construcción misma la que actúa: representa el interés del hablante acerca de aquello que predica. Esto quizá pueda verse más claramente en el caso del pronombre “me” cuando cumple esta misma función. Por ejemplo, en la oración “El nene no me come la comida”, donde el “me” no sufre la acción del verbo, sino que indica un interés acerca de esa acción.
Otros ejemplos: “Para mí eso es verde.”; “Tus palabras me son indiferentes.”; “Me es muy grato conocerlo.”; “Esto debe sernos un motivo más para reflexionar.”
[4]El verbo “haber” es impersonal, por lo tanto, cualquier oración que lo contenga siempre será unimembre, dado que no tendrá sujeto (ni explícito ni tácito).
Por esta razón, cuando funciona como verbo núcleo (no como auxiliar) el verbo haber conjuga tiempos pero no personas (salvo la tercera): hay, hubo, habrá, habría, ha habido, habría habido, etc. Esto es así porque la concordancia del verbo la determina el sujeto, que, en este caso, no existe. De aquí la impropiedad de, por ejemplo, la frase “Hubieron cinco heridos”, donde la concordancia se da, erróneamente, con el objeto directo.
[5]Aquí tenemos el mismo tipo de construcción que con un modificador indirecto. Un circunstancial es una construcción equivalente a un adverbio, pero aquí el núcleo, al estar subordinado a una preposición, es un sustantivo.

3 comentarios:

  1. Excelente trabajo me gustaria conocer la relación de permutacion con el sintagma y paradigma, muchas gracias

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  2. DIFERENCIA ENTRE DERIVACION ENDOCENTRICA Y EXOCENTRICA, Y DIFERENCIA ENTRE COMPOSICION ENDOCENTRICA Y EXOCENTRICA... !GRACIAS!

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