viernes, 9 de octubre de 2015

LA PROSA DE LA VIDA

LA PROSA DE LA VIDA

El individuo pinta la soledad, desgarra el placer,  observa la belleza: la conoce, la identifica,  la consuma; por las tardes  ve al prado juega con las mariposas, las disfruta, arranca una flor, sonríe, y le alcanza a una hembra, como un gallo que busca el grano para alimentar a sus polluelos y gallinas. Otros días, al igual que los pasados, ésta vez se encariña del crío de una cabra y juega con ella, corretea, sonríe y la regala a su amada como un peluche de trapo… solo que hasta el momento todavía no se han inventado.
Los regalos y la belleza –a la hembra individuo– causan impresión, ilusión y admiración. Igual ellos están en el microcosmos como quizá prefieren estar muchos.
Pasan los días, semanas o meses, a quién le importa, los individuos –propios de la naturaleza–, no hallan que emparejarse y consumar el acto natural. Lo ocurrido no interesa a nadie, pero quizá lo prefieren, la responsabilidad o  responsum de la natūra. Pues, ella es ad portas del saber tardío, del arrepentimiento, etc.  El remedio, que sirve, para devolver nunca devuelve, no hay reactivo. El hacer de la vida, es seguir arando y los frutos servirán para seguir parchando cada vacío que falta en el camino. A eso se llama felix en mundo natūra, es decir, el microcosmos.
Lo natūra tiene ciertas normas de convivencia, morālis. La más conocida es Ley de la vida, creada y criada por los arrepentidos de la naturaleza salvaje que nos encasillan y procuran ellos que seamos su parte: con desesperación nos llaman, nos invitan a su vida, etc. son verdaderos actores políticos porque su mundo insertado es irrenunciable, nulum retro.
¿Qué hace pues en pleno siglo XXI la ilusión, el amor, el sentimiento? ¿Acaso que la mayoría no está en el microcosmos? ¿Verdaderamente existe la Ley de la vida? ¿Cuál es la causa de la naturaleza salvaje? ¿Acaso la ilusión? ¿Acaso el amor? ¿Acaso el sentimiento? Pues, resumiendo, es la naturaleza salvaje.

Ya lo dijo que la esperanza prolonga el tormento, acaso la ilusión es forjarse esperanzas, falsas esperanzas aunque ésta es redundante porque ella siempre es falsa, es la falsa percepción, el yerro del futuro.  

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